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Cuaderno De Rusia

Сибирская холода

Сибирская холода

Leyendo otra vez mi último escrito me doy cuenta de que no sólo no estaba siendo justo, objetivo, etcétera. El poso del tiempo, la distancia y acaso la perspectiva de un año, ahora sí, entero me dice que hablaba desde una ignorancia casi absoluta y quizá hasta desde el resentimiento.

Al ver las noticias e imágenes de Barajas y Madrid (para qué hablar de obligaciones o compromisos con los ciudadanos) no puedo evitar, desde aquí, una sonrisa maliciosa al ver por todas partes lo de ola de frío siberiano. Que hay que ver qué bien viste y qué bien descarga responsabilidades en los dioses. O quien se encargue de mandar esta suerte de maldiciones bíblicas. Parece que el adagio acuñado por Felipe II a raiz del desastre de la armada invencible: No he mandado a mis naves a luchar contra los elementos sigue gozando de plena vigencia. Y eso a pesar de que hoy somos perfectamente capaces de mandar fuera del planeta a los escépticos (negacionistas nos llamaron los amantes del pueblo israelí) que no creen en predicciones a cincuenta años vista.

Ver a decenas de trabajadores, de madrugada, limpiando las aceras, calles y avenidas; esparciendo sal y barriendo de los rincones la nieve y el hielo permite afrontar el día sin inquitarse lo más mínimo por si voy a poder llegar al trabajo o a una cita; si mi avión saldrá o si voy a perder tiempo y dinero atrapado en mitad del invierno. Aquí se tiene claro que en Invierno nieva. Es lo que tiene. Acaso el desasosiego provenga de no saber si en las escaleras del переход te vas a descalabrar con la capita de hielo. Nada que un buen par de botas con tacos no pueda solucionar.

Será porque hay que acostumbrarse, que para eso queda todo un año por delante, pero entre la barahúnda patria, el atardecer a la orilla del Mосква река (río Moscova) congelado y À Russia de los Antònia Fon no me queda más remedio que reconciliarme con ellos.

A pesar de que entrar en el metro cada mañana y verlos acurrucados, al calor del botellín de cerveza. O verla con la cara pegada al respiradero del túnel del metro siempre sea un pinchazo en el alma.

6 comentarios

Armando -

Angel,

ßñíî...

Un abrazo...sobrio? ;)

Armando

Armando

Angel -

El peor, con diferencia, es el frío del alma.

Abrazo dionisíaco

Armando -

Gerard,

Llega, llega...a la pantalla del ordenador.

Y en cuanto a Antonia Font, pues hemos tenido la tentación de ir a verlos alguna vez pero ya que lo dice...

Gracias, mil.

Armando

Gerard -

¿Llega ahí el Marca?. Excelente, como todo el Cuaderno. En concierto A Font, bajan enteros, son pura pachanga verbenera.

Armando -

Lèa,

Todo depende del ánimo con el que uno se enfrente a ello.

Gracias...

Armando

Lèa -

Blancas y serenas felicitaciones por su reconciliación con tierra extraña. Todo llega, poco a poco y con paciencia, verdad?

Preciosa y evocadora fotografía querido.