Cобак в Mоскве
El pasar tanto tiempo con los compañeros y, sobre todo, el estar continuamente conectado a través del ordenador convierte en algo casi imposible (me veo tentado por la inocencia, es verdad) una auténtica inmersion lingüística y cultural. Las horas pasan aquí, delante de la pantalla, leyendo a unos y otros, escribiendo a unos y otros, hablando con unos y otros. Sólo la calle y el aire helado en la cara y en los rostros te devuelven a la tierra, te dicen dónde estás y te sugiere por qué. Mañana lo dejo, I swear.
Así, no puedo evitar preguntarme cómo se puede seguir comparando la insoportable crisis con las grandes crisis de antaño (no digamos con el crack bursátil del 29), no sabemos lo que es el sufrimiento pero nos gusta revolcarnos en la entelequia de que pudiéramos llegar a sufrir. ¡Si ni siquiera pasa una semana sin que hable con mi madre! Y ahí seguimos, quejándonos de que ya no puedo cenar con vino y gastarnos cincuenta por cabeza; de que ya no me puedo tomar cinco copas; de que la comida es una mierda, joder, que le ponen esa salsa asquerosa a todo; de que por ser extranjero me cobran un poco más; él sí que vive bien; ellos sí que se quieren. Ay.
Permite, sin embargo, estar al tanto de lo que ocurre y ayuda a ofenderse con las pequeñas y grandes bajezas. Oír al presidente llorar como una mujer, para dar la verdadera medida de un país; ver que una ex-becaria quiere echar a Trecet.
Y que no te de rabia, sólo pena.
Es increíble la cantidad de perros que vagabundean en esta ciudad, tumbados aquí y allí sólo los levanta un nuevo olor, o el olor a comida. Entonces lo siguen durante un rato, como disimulando. Si en cincuenta metros no ha habido suerte, abandona. Y a otra cosa. Si Lisboa es la ciudad de los gatos, Moscú es la de los perros.
A veces el frío llama a mi puerta. Tu calor viene con las nubes.
4 comentarios
Armando -
CS,
Cita adecuada, no en vano quemó Moscú y murieron millones siguiéndola ;)
laura,
gracias, mil.
Lourdes,
Bienvenida, me alegro de que te guste. Sí, como pasa el tiempo...
Armando
Lourdes -
laura -
Luego siempre están los indelebles. De esos no ha escapatoria posible. Es que son parte de ti.
C.S. -