Еда
El menú tradicional siempre empezará con un caldo. El más conocido y considerado casi plato nacional es la sopa Борщ ( borsht, a base de remolacha lo que le da un toque dulzón al paladar muy diferente a lo que estamos acostumbrados en España), también es muy típico el Щи (shi, a base de col) y otros con tocino o un sucedáneo del salmón, más barato, más popular pero igual de sabroso. Todas con abundante verdura y patata, un puñadito de perejil fresco y una cucharadita de Сметана.
El plato principal suele ser una bola de carne (de ahí el filete ruso) que puede estar rebozada o no; si está rellena suele ser de champiñones, cebollita, queso. El acompañamiento habitual puele ser bien la omnipresente patata (en puré, frita, cocida), bien una especie de fideos gruesos y huecos, bien arroz.
A la hora del postre hay gran afición por los pasteles (con merengue, chocolate), los блины (crêpes), una especie de mousse (chocolate, fresa) aunque gelatinoso en la textura y menos profundo al paladar y algo parecido a nuestro almíbar si bien más espeso y con la fruta desecha en el líquido (manzana, frambuesa, melocotón y los más acordes con los tiempos mandarina o kiwi).
La única bebida durante toda la comida es el té, negro habitualmente.
La primera vez que vi el ritual de la comida a este lado de Europa fue en Polonia, en un bar de carretera. Cuando entré estaban solos en el comedor. Mesa redonda, mantel de tela a cuadros. El tazón de caldo enfrente, el plato principal (una de esas salchichas cocidas gigantes que los alemanes han desparramado por casi todo occidente) a un lado. En los veinte o treinta minutos que duró la comida no intercambiaron una mirada ni una palabra. El gesto de llevarse la comida a la boca es perfectamente armónico, cadencioso. Sin prisa pero también sin una sola pausa apuran el caldo y pasan al segundo plato en el que el gesto se repite ahora con el tenedor, el pan se come en rebanadas y a bocados, sin partirlo. Se termina toda la comida del plato.
Aquí es igual (o al menos lo venía siendo, porque la juventud rusa está sufriendo de manera acelerada el proceso de mimetización con las costumbres occidentales que es norma corriente hoy en día en todo el mundo. Las peores son lo primero que se pega claro: la descortesía hacia los mayores, el desprecio condescendiente disfrazado de solidaridad para los que no son sus iguales). La comida es una suerte de ceremonia, que pudiera parecer un rito casi sagrado en la mayoría de las personas mayores y las gentes de las regiones. Quizá por eso no sea necesario envilecerlo hablando de los asuntos del día, los problemas o el tiempo en el mejor de los casos o, mucho más común por nuestros pagos, hablando de uno mismo sin escuchar a nadie más que a uno mismo, конечно.
4 comentarios
Armando -
Yo también lo probé por primera vez allí ;). Y, efectivamente, la leche agria a la que haces referencia es la Smetana.
Armando
Jose -
Armando -
Gracias pues, si quiere queda invitada.
Armando
Lèa -
Que aproveche pues.